“Me gusta ser como soy. Me gusta la humanidad”

8 febrero 2017

La frase es de Carmen, una de las mujeres que regalan su testimonio de vida a “Cabezas Habladoras”, ganador del Goya al mejor cortometraje documental. Su director, Juan Vicente Córdoba, y su productor ejecutivo, Javier Gil, han rendido homenaje a las personas que se pusieron ante la cámara para responder a dos preguntas: quién eres y qué quieres en la vida.

El encuentro ha tenido lugar en la Residencia Los Llanos Vital, de Alpedrete, donde residen las protagonistas. Todas, menos Sebastián, que a sus 102 años ha querido estar con ellas para decir que “la vida la he hecho bien siempre. He sido feliz”. Y junto a él sus compañeras de reparto. Amelia que aseguraba estar “nerviosa, como si fuera alguien”. Julia que, tal vez irónica o quizá coqueta, advertía a los presentes “me doy bastante cuenta todavía de lo que pasa y el Goya no se lo dan a todo el mundo…, el año que viene quien sabe”. A su lado otra estrella, también de nombre Julia, que se siente “un poco pasmada porque me he encontrado metida en el ajo como si lo hubiera hecho adrede y ha sido espontáneo”. Y finalmente Amparo, emocionada y contundente “tengo un nudo en el estómago. Me alegro de haber contribuido por un buen hombre (en referencia a los autores del corto) que me ha metido en el lío. Pero quiero que acabe y que ya no esté la artista, solo soy Amparo”.

Estos son los testimonios de unas personas, explica Javier Gil, productor ejecutivo del corto, “que no tienen filtro, que dicen lo que sienten y lo que piensan. Son muestras de la existencia y del vivir. Mi premio son sus cabezas y compartir escenario con ellas”. Juan Vicente Córdoba ha agradecido la participación de esas actrices por un corto, y la labor social que se hace con ellas.

En el homenaje también ha estado presente José Luis Alcaide, vecino de Alpedrete y sonidista de “Frágil Equilibrio”, premio Goya a la mejor película documental. José Luis ha explicado que el documental se teje en torno a la narración de Pepe Mujica, el expresidente de Uruguay. Y de él ha querido destacar una anécdota. “Cuando acabamos el documental”, ha explicado, “le preguntamos si las películas podían cambiar el mundo. Nos dijo que no. El mundo lo cambian las personas que ven las películas”.

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